Las aguas subterráneas profundas captadas mediante pozos semisurgentes dan por lo general aguas potables y han sido utilizadas exitosamente en muchas zonas del país, ocupando el segundo lugar en número de habitantes servidos y el primero en numero de localidades servidas.
Las aguas subterráneas carecen habitualmente de turbiedad y color, pero en algunos casos de aguas subterráneas ferruginosas, estas se colorean a poco de extraerlas por oxidación de compuestos ferrosos contenidos en las mismas y requieren tratamiento corrector previo a su entrega al consumo. También es necesario tratamiento corrector cuando de trata de aguas con dureza muy elevada.
En otros casos pueden contener exceso de sólidos disueltos (elevada mineralización), cloruros, sulfatos, etc, o bien algunos elementos tóxicos como el arsénico, el vanadio o el fluor en alta concentración resultando por esta causa inadecuada su utilización como fuente de provisión.
Las aguas subterráneas carecen habitualmente de turbiedad y color, pero en algunos casos de aguas subterráneas ferruginosas, estas se colorean a poco de extraerlas por oxidación de compuestos ferrosos contenidos en las mismas y requieren tratamiento corrector previo a su entrega al consumo. También es necesario tratamiento corrector cuando de trata de aguas con dureza muy elevada.
En otros casos pueden contener exceso de sólidos disueltos (elevada mineralización), cloruros, sulfatos, etc, o bien algunos elementos tóxicos como el arsénico, el vanadio o el fluor en alta concentración resultando por esta causa inadecuada su utilización como fuente de provisión.